La antígeno prostático específico (PSA) es una proteína secretada por las células de la próstata, utilizada principalmente para la detección, diagnóstico y seguimiento del cáncer de próstata. Esta prueba mide la concentración de PSA en la sangre, ayudando a los médicos a evaluar la salud prostática. Un aumento en el nivel de PSA puede estar relacionado con hiperplasia prostática benigna, infecciones o cáncer, y debe interpretarse en conjunto con síntomas clínicos y otros resultados de pruebas.
El PSA no es un tratamiento en sí mismo, sino un marcador biológico importante. Los mecanismos implican que las células prostáticas (especialmente las cancerosas) secretan excesivamente PSA, por lo que un aumento en su concentración en sangre puede indicar enfermedad. En la práctica clínica, las pruebas de PSA se utilizan para detección basal, monitoreo dinámico y evaluación de tratamiento. Por ejemplo, tras una cirugía curativa, el nivel de PSA debe ser cercano a cero; si vuelve a subir, puede indicar recurrencia.
Las principales indicaciones incluyen:
La prueba de PSA se realiza mediante extracción de sangre, sin preparación especial. La frecuencia recomendada es:
Las principales ventajas son:
El riesgo de la prueba de PSA en sí es muy bajo, pero existen problemas potenciales:
Antes de la prueba, se debe tener en cuenta:
El monitoreo de PSA se combina frecuentemente con diagnósticos de imagen (como ultrasonido transrectal, PET-CT) y biopsias. En tratamientos con bloqueo hormonal, la disminución del PSA refleja la eficacia. Es importante esperar de 2 a 4 semanas después de tratar prostatitis con antibióticos, hasta que los niveles de PSA vuelvan a la normalidad, antes de reevaluar.
Numerosos estudios muestran que la detección mediante PSA aumenta en un 30-40% la tasa de diagnóstico temprano del cáncer de próstata. La Sociedad Americana de Cáncer recomienda monitoreo regular en grupos de riesgo específicos, y el semivida del PSA tras tratamiento es de aproximadamente 3 días, permitiendo una rápida evaluación de la respuesta. Sin embargo, una dependencia excesiva del PSA puede llevar a sobrediagnóstico, por lo que debe interpretarse en conjunto con la evaluación clínica.
Las alternativas incluyen:
Se recomienda evitar ejercicio vigoroso o tacto rectal al menos 24 horas antes, y comunicar al médico si se están tomando medicamentos como corticosteroides o inhibidores de 5-alpha reductasa que puedan influir en los niveles de PSA. Si se ha realizado una biopsia prostática o infección del tracto urinario recientemente, también se debe informar con anticipación.
¿Un nivel elevado de PSA significa necesariamente que tengo cáncer de próstata?Un aumento en el PSA puede deberse a prostatitis, hiperplasia benigna o cáncer, por lo que debe interpretarse junto con la edad, densidad de PSA y porcentaje de PSA libre. El médico generalmente realizará estudios adicionales como ecografía transrectal o biopsia prostática para confirmar la causa; un solo valor de PSA no permite un diagnóstico definitivo de cáncer.
¿Cómo se evalúa si se necesita tratamiento activo durante el monitoreo dinámico de PSA?El médico evalúa la velocidad de aumento del PSA (por ejemplo, más de 2 ng/ml por año) y el tiempo de duplicación del PSA para determinar el riesgo. Si la curva de PSA aumenta rápidamente o las imágenes muestran lesiones, puede recomendarse biopsia o tratamiento. Los pacientes de bajo riesgo pueden optar por vigilancia activa y controles periódicos.
¿Qué cuidados dietéticos se deben tener tras el tratamiento guiado por PSA?Se recomienda aumentar el consumo de alimentos antioxidantes como tomates y té verde para reducir el estrés oxidativo, y reducir grasas y carnes procesadas que puedan aliviar los síntomas. Durante la recuperación, mantener una buena hidratación, evitar alimentos picantes que irriten el tracto urinario y seguir las indicaciones médicas sobre la ingesta de calcio y vitamina D.
¿Qué significa que el nivel de PSA siga aumentando después de una prostatectomía curativa?Si el PSA no se reduce a niveles indetectables o continúa aumentando, puede indicar presencia residual de células cancerosas o recurrencia, por lo que se deben realizar estudios de imagen para localizar la lesión. En estos casos, el médico puede recomendar radioterapia adicional, terapia hormonal o participación en ensayos clínicos, en consulta con el equipo médico.