Las técnicas de manejo del dolor son un conjunto de estrategias médicas integradas destinadas a aliviar el dolor agudo y crónico y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Este enfoque combina medicamentos, terapia física, intervenciones psicológicas y procedimientos invasivos, diseñando planes personalizados según el tipo de dolor. El objetivo principal es controlar la intensidad del dolor, prevenir su cronicidad y restaurar las funciones diarias del paciente.
El proceso de tratamiento generalmente se divide en tres etapas: en la fase aguda, se utilizan principalmente analgésicos; en la subaguda, se añaden terapias físicas; y en la fase crónica, se requiere integrar apoyo psicológico y terapia conductual. El equipo médico ajusta dinámicamente la combinación de tratamientos según la causa, ubicación y gravedad del dolor.
Tratamiento farmacológico incluye antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), opioides y bloqueantes nerviosos, que reducen el dolor mediante la inhibición de la respuesta inflamatoria o la regulación de la conducción nerviosa. Por ejemplo, los inhibidores de COX-2 bloquean selectivamente la síntesis de prostaglandinas, reduciendo los efectos secundarios gastrointestinales.
Terapia física incluye terapia térmica, estimulación eléctrica y terapia vibratoria, que promueven la circulación local mediante calor o corriente eléctrica, bloqueando la transmisión del dolor. Los tratamientos invasivos, como las inyecciones de bloqueo nervioso, implican la administración directa de esteroides o anestésicos locales en la zona del dolor.
Aplicable en el manejo del dolor agudo y crónico, incluyendo dolor postoperatorio, dolor por cáncer, dolor neuropático y dolor musculoesquelético. Los síntomas comunes como ciática, fibromialgia y dolor asociado a la artritis reumatoide también son tratados.
Especialmente efectivo en pacientes con dolor crónico, puede controlar significativamente la puntuación diaria del dolor (VAS), reduciendo la dependencia de opioides. También muestra mejoras notables en dolores metabólicos, como la neuropatía periférica diabética.
El tratamiento farmacológico sigue el principio escalonado: en la primera etapa, se usan AINEs; en la segunda, se añaden opioides débiles; y en la tercera, opioides potentes. Por ejemplo, el celecoxib se administra comúnmente en dosis de 200 mg una vez al día, acompañado de medicamentos para el estómago.
La terapia física generalmente se realiza 2-3 veces por semana, cada sesión de 30-60 minutos. Las inyecciones de esteroides, como las inyecciones de bloqueo, se pueden realizar cada 3-6 meses, bajo evaluación de un especialista para determinar el sitio y la dosis.
El seguimiento a largo plazo muestra que la gestión integral del dolor puede reducir en un 30-50% la recurrencia del dolor y mejorar la capacidad de las actividades diarias del paciente. La combinación con terapia psicológica también ayuda a mejorar síntomas de ansiedad y depresión asociados.
El tratamiento farmacológico puede causar irritación gastrointestinal, alteraciones en la función hepática y renal, y el uso prolongado de opioides con riesgo de adicción. Las inyecciones locales pueden provocar daño nervioso o infecciones, requiriendo estrictas medidas asépticas.
La terapia física, como la terapia térmica, puede causar quemaduras en la piel, y la estimulación eléctrica debe evitarse en pacientes con arritmias. La terapia psicológica puede desencadenar traumas psicológicos subyacentes, por lo que debe ser realizada por un profesional calificado.
Contraindicaciones incluyen trastornos hemorrágicos no controlados y pacientes con insuficiencia cardíaca o pulmonar severa que no deben usar anticoagulantes junto con terapia física. Las infecciones locales también contraindican la inyección.
En pacientes ancianos, el uso de AINEs requiere monitoreo de la función renal, y las mujeres embarazadas deben evitar ciertos opioides. Antes del tratamiento, se realiza una evaluación detallada del historial de dolor y estudios de imagen.
El uso combinado de AINEs y anticoagulantes aumenta el riesgo de hemorragia, por lo que se recomienda ajustar dosis o usar inhibidores selectivos de COX-2. La estimulación eléctrica debe evitarse en pacientes con marcapasos o dispositivos de ritmo cardíaco.
La acupuntura y otras terapias tradicionales chinas pueden complementarse con medicamentos, pero se debe tener cuidado con la sincronización de las agujas y las inyecciones. La terapia psicológica debe coordinarse con la farmacoterapia para optimizar resultados.
Los ensayos controlados aleatorios muestran que el tratamiento multimodal puede reducir la puntuación de dolor en un promedio del 40-60%. La efectividad de bloqueos nerviosos en neuralgia del trigémino alcanza entre el 70-85%, con efectos que duran de 3 a 6 meses.
Las revisiones sistemáticas confirman que los pacientes que combinan terapia cognitivo-conductual tienen una tasa de recaída del dolor un 45% menor a los 6 meses. La resonancia magnética funcional muestra una reducción significativa en la actividad de las áreas cerebrales relacionadas con el dolor tras el tratamiento.
Las opciones no farmacológicas incluyen estimulación nerviosa transcutánea (TENS) y la implantación de estimuladores de médula espinal. Alternativas farmacológicas incluyen gabapentina para neuropatía y inhibidores selectivos de la serotonina (ISRS) para aliviar la depresión asociada al dolor crónico.
Las terapias tradicionales chinas alternativas como inyecciones en puntos específicos o parches de medicina herbal pueden ser útiles en ciertos dolores musculoesqueléticos. El desarrollo reciente de terapias con células madre muestra potencial en la reparación de lesiones nerviosas, aunque aún en fase experimental y no ampliamente disponible.
Se recomienda usar ropa holgada para facilitar el acceso a los puntos de acupuntura y evitar comer en exceso o estar en ayunas antes del tratamiento. También es importante informar al médico sobre los medicamentos que se toman y alergias, especialmente aquellos relacionados con la coagulación, ya que pueden aumentar el riesgo de sangrado post-inyección. Los principiantes pueden consultar con el médico sobre su tolerancia al dolor para ajustar la profundidad de las agujas.
¿Es normal que la piel se enrojezca o sienta una ligera quemazón después de la terapia térmica (como moxibustión)?Es normal que la piel se enrojezca o sienta calor después de la moxibustión, y generalmente desaparece en 1-2 horas. Si la hinchazón o enrojecimiento persisten más de 24 horas, acompañados de ampollas o dolor intenso, se debe consultar inmediatamente a un médico. Después del tratamiento, evitar mojar la zona durante 4 horas y aplicar productos calmantes si es necesario.
¿Qué restricciones dietéticas debo seguir durante el tratamiento de medicina tradicional china para el dolor?Se recomienda reducir el consumo de alimentos fríos, picantes y alcohol, ya que pueden afectar la circulación de la energía y aumentar el calor interno. Después de la ventosa, evitar alimentos fríos durante 48 horas; tras la moxibustión, evitar comer alimentos fríos inmediatamente. Una dieta rica en fibra y suficiente ingesta de agua ayuda a mejorar el metabolismo y acelerar los efectos del tratamiento.
¿Cuánto tiempo tarda en mostrar efectos la terapia tradicional china para el dolor?Los pacientes con dolor agudo generalmente notan mejoras después de 3 a 5 sesiones, mientras que en el dolor crónico, se requiere un tratamiento continuo de 8 a 12 semanas. La frecuencia puede ser de 2-3 veces por semana al principio, luego cada dos semanas. El médico ajustará el plan según la gravedad, duración y respuesta individual.
¿Qué precauciones debo tener al combinar la medicina tradicional china con analgésicos occidentales?Es importante informar al médico si se usan analgésicos occidentales junto con tratamientos tradicionales chinos para evitar interacciones, como la potenciación de la presión arterial por ingredientes como la regaliz o el aumento del riesgo de sangrado por hierbas que promueven la circulación. Se recomienda suspender los analgésicos no esenciales al menos 4 horas antes del tratamiento.