La tuberculosis es una enfermedad infecciosa crónica causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Sus síntomas pueden variar según la ubicación de la infección y el estado inmunológico del paciente. La tuberculosis pulmonar es la forma más común, pero la bacteria también puede afectar otros órganos como el sistema linfático, las meninges o los huesos. Los síntomas tempranos pueden ser leves y fáciles de pasar por alto, pero si no se tratan a tiempo, la enfermedad puede empeorar y causar complicaciones graves.
La manifestación de los síntomas está estrechamente relacionada con la gravedad de la infección y la respuesta del sistema inmunológico del cuerpo. Algunos pacientes pueden presentar síntomas inespecíficos en las etapas iniciales, mientras que los pacientes no tratados a largo plazo pueden desarrollar alteraciones respiratorias evidentes. Conocer las características de los síntomas de la tuberculosis ayuda a un diagnóstico precoz, y la intervención médica oportuna es clave para controlar la propagación de la enfermedad y prevenir complicaciones.
Los síntomas tempranos de la tuberculosis suelen ser leves y no específicos, y pueden confundirse con un resfriado común o fatiga excesiva. Los pacientes pueden comenzar a presentar los siguientes signos semanas o meses después de la infección:
Estos síntomas tempranos pueden durar varias semanas o meses, y algunos pacientes pueden experimentar una recaída después de una mejoría inicial. Las personas con sistemas inmunológicos debilitados (como las infectadas por VIH o con diabetes) pueden experimentar una progresión más rápida de los síntomas.
El síntoma más típico de la tuberculosis pulmonar es una tos seca persistente o con expectoración, que inicialmente puede ocurrir solo por la mañana, pero que gradualmente se vuelve constante. La expectoración puede ser de color amarillo o verde, y en casos severos puede contener sangre o coágulos, lo que se denomina hemoptisis. La tos que dura más de tres semanas difiere claramente de una tos autolimitada por infecciones respiratorias comunes.
La tuberculosis provoca una respuesta inmunitaria en todo el cuerpo, y los síntomas comunes incluyen:
Estos síntomas pueden acompañarse de fiebre leve y sudores nocturnos, formando un estado de desgaste crónico, que en casos graves puede conducir a desnutrición y mayor deterioro del sistema inmunológico.
La tuberculosis no tratada pasa por tres fases de cambios en los síntomas:
Alrededor del 90% de los infectados no presentan síntomas en esta fase, aunque en su interior hay bacilos activos. En esta etapa, los pacientes no son contagiosos, pero deben recibir tratamiento preventivo con medicamentos para evitar que la enfermedad se active en el futuro.
Cuando el sistema inmunológico no puede controlar los bacilos, comienzan a aparecer síntomas. La infección pulmonar puede causar un aumento progresivo de la tos, expectoración con sangre y sibilancias al respirar. En esta fase, los pacientes son altamente contagiosos, liberando cientos de bacilos por cada episodio de tos.
Si no se trata, la bacteria puede invadir otros órganos y causar síntomas graves:
La gravedad de los síntomas está relacionada con el retraso en el tratamiento; algunos pacientes pueden presentar alteraciones metabólicas como sequedad de piel y cabello frágil debido a la desnutrición prolongada.
Se debe consultar inmediatamente si se presentan cualquiera de los siguientes síntomas:
Las personas en grupos de alto riesgo (como contacto con pacientes diagnosticados, VIH o inmunosupresión) deben realizarse exámenes especializados ante síntomas leves. El médico puede recomendar pruebas como cultivo de esputo, radiografía de tórax o prueba de liberación de interferón gamma (IGRA) para confirmar el diagnóstico.
El diagnóstico temprano aumenta significativamente las tasas de éxito del tratamiento; retrasos pueden conducir a resistencia a los medicamentos y al desarrollo de tuberculosis multirresistente (MDR-TB). Si presenta dificultad para respirar, confusión o fiebre superior a 38.5°C, debe acudir a urgencias de inmediato.
Sí. La tuberculosis puede presentar síntomas atípicos en las etapas iniciales, como tos leve o fatiga, y una sola prueba puede no ser suficiente para confirmar el diagnóstico. Si los síntomas persisten más de tres semanas, se recomienda realizar múltiples cultivos de esputo, estudios de imagen o análisis de sangre, y comunicar al médico el historial de contacto para descartar infección latente o errores en la prueba.
¿Es seguro reducir la medicación por cuenta propia durante el tratamiento de la tuberculosis?En absoluto. La reducción o suspensión de la medicación sin supervisión médica puede causar resistencia a los fármacos, dificultando el tratamiento. El tratamiento estándar dura de 6 a 9 meses y debe seguirse estrictamente. Si se presentan efectos secundarios graves, como daño hepático o erupciones, se debe consultar al médico para ajustar el plan, no detener el tratamiento por cuenta propia.
¿La vacuna BCG puede prevenir completamente la tuberculosis?La vacuna BCG reduce el riesgo de formas graves de tuberculosis, como la meningitis tuberculosa, pero su protección contra la tuberculosis pulmonar en adultos es limitada. La vacunación no reemplaza las medidas preventivas, como evitar el contacto con personas infectadas y realizar controles periódicos. La inmunización no es de por vida y las personas en grupos de alto riesgo deben seguir otras medidas de protección.
¿Cómo distinguir una tos prolongada por tuberculosis de un resfriado o alergia?La tos por tuberculosis suele durar más de tres semanas y empeorar progresivamente, pudiendo acompañarse de fiebre baja, sudores nocturnos y pérdida de peso. La gripe o alergias generalmente se acompañan de secreción nasal, estornudos y la tos suele resolverse en dos semanas. Si los síntomas persisten más de tres semanas o hay fiebre, se deben realizar análisis de esputo y radiografías de tórax para confirmar el diagnóstico.
¿Es posible tener secuelas pulmonares después del tratamiento de la tuberculosis?Algunos pacientes pueden presentar secuelas leves, como ligera dificultad para respirar o fibrosis pulmonar, pero en la mayoría de los casos la función pulmonar se recupera progresivamente. Seguir el tratamiento de manera regular y realizar controles periódicos reduce el riesgo de secuelas. Después de la recuperación, se recomienda evitar fumar y la exposición a contaminantes, además de realizar pruebas de función pulmonar periódicas para monitorear la salud pulmonar.