Stroke - Overview

El accidente cerebrovascular es una enfermedad cerebrovascular aguda grave que resulta en daño a las células nerviosas debido a la interrupción del flujo sanguíneo cerebral. Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, el ACV es una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo y también una causa común de discapacidad. La detección temprana de los síntomas y el tratamiento oportuno pueden mejorar significativamente el pronóstico, por lo que la conciencia pública sobre esta enfermedad es crucial.

El ACV se divide en dos grandes tipos: isquémico y hemorrágico. El primero representa aproximadamente el 80% de todos los casos y se debe a la obstrucción de los vasos sanguíneos por coágulos o placas. El segundo se produce por la ruptura de un vaso sanguíneo, causando sangrado. Aunque difieren en causas, síntomas y tratamientos, ambos requieren intervención médica de emergencia. Este artículo analizará sistemáticamente las causas, síntomas, procesos diagnósticos y medidas preventivas del ACV para ayudar a los lectores a comprender mejor esta enfermedad.

Causas y factores de riesgo

El mecanismo de aparición del ACV involucra cambios patológicos complejos. El ACV isquémico suele deberse a la arteriosclerosis, donde las grasas en la sangre forman placas que pueden provocar coágulos o bloquear los vasos sanguíneos. La hipertensión, hipercolesterolemia y diabetes aceleran el proceso de arteriosclerosis, aumentando el riesgo de estrechamiento de los vasos cerebrales. El ACV hemorrágico está relacionado con la fragilidad de los pequeños vasos cerebrales, común en pacientes con hipertensión no controlada a largo plazo o en casos de ruptura de aneurismas congénitos.

  • Factores de riesgo principales:
    • Edad: la incidencia aumenta aproximadamente el doble cada diez años después de los 55 años
    • Predisposición genética: riesgo incrementado en un 30-40% en familiares de primer grado con antecedentes de ACV
    • Hábitos de vida poco saludables: tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, falta de ejercicio
  • Factores de riesgo controlables:
    • Hipertensión: cada aumento de 20/10 mmHg en la presión arterial duplica el riesgo
    • Diabetes: riesgo aumentado en 2-3 veces en casos de mal control glucémico
    • Enfermedades cardíacas: en pacientes con fibrilación auricular, el riesgo de coágulos aumenta cinco veces

Síntomas

Los síntomas típicos del ACV pueden identificarse rápidamente mediante la regla «FAST»: F (cara torcida), A (debilidad en extremidades), S (habla confusa), T (llame a emergencias). Durante una crisis aguda, los pacientes pueden presentar parálisis en un lado del cuerpo, problemas de visión o dolor de cabeza severo repentino. Algunos casos también muestran pérdida de memoria, deterioro cognitivo o desorientación espacial.

El daño en diferentes áreas del cerebro produce diferentes síntomas:

  • Daño en la corteza cerebral: pérdida de funciones motoras o sensoriales
  • Daño en los ganglios basales: puede causar movimientos involuntarios o problemas de equilibrio
  • Daño en el tronco encefálico: puede presentar respuestas pupilares anormales o cambios en el ritmo respiratorio

Es importante notar que aproximadamente el 15-20% de los pacientes experimentan un «mini-ACV» o accidente transitorio, que desaparece en 24 horas y es un fuerte indicio de un ACV inminente.

Diagnóstico

El proceso diagnóstico generalmente consta de una evaluación de emergencia y exámenes posteriores. El personal de urgencias realiza la escala NIHSS para evaluar la gravedad del déficit neurológico y realiza una tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) para localizar sangrado o infarto. Para sospecha de embolia cardiogénica, la ecocardiografía ayuda a detectar fibrilación auricular o endocarditis. Los análisis de sangre incluyen pruebas de coagulación, glucosa, lípidos y marcadores inflamatorios. Para evaluar estrechamientos arteriales, se emplean ultrasonidos Doppler o angiografía cerebral (DSA). Es crucial distinguir entre ACV isquémico y hemorrágico, ya que requieren tratamientos diferentes.

Opciones de tratamiento

Tratamiento en fase aguda

El tiempo óptimo para tratar un ACV isquémico con trombolíticos es dentro de las 4.5 horas posteriores al inicio. La administración intravenosa de activador del plasminógeno tisular (tPA) disuelve los coágulos, siempre que se descarte riesgo de hemorragia. La trombectomía mecánica es adecuada para obstrucciones en grandes vasos, permitiendo remover el coágulo mediante un catéter, y debe realizarse dentro de las 24 horas posteriores al inicio. Para el ACV hemorrágico, el control de la presión arterial y la reducción de la presión intracraneal son prioridades. Algunos pacientes necesitan cirugía para eliminar hematomas o reparar aneurismas.

Rehabilitación posterior

Tras la fase aguda, la rehabilitación incluye terapia física, del lenguaje y ocupacional para ayudar a recuperar las habilidades diarias. La medicación a largo plazo busca controlar los factores de riesgo, usando antiplaquetarios (como la aspirina) o anticoagulantes (como la warfarina) para prevenir recaídas. Los pacientes con fibrilación auricular deben tomar anticoagulantes de forma regular y mantener controlados los niveles de glucosa y lípidos.

Prevención

La prevención primaria se centra en el manejo de los factores de riesgo: monitoreo regular de la presión arterial, glucosa y lípidos, manteniendo la presión arterial por debajo de 140/90 mmHg y el colesterol LDL por debajo de 100 mg/dL. Dejar de fumar reduce el riesgo en un 30-50%. La dieta DASH, que reduce el consumo de sodio y aumenta la ingesta de fibra, es recomendable. La prevención secundaria implica el uso continuo de antiplaquetarios y el control estricto de los factores de riesgo en quienes ya han tenido un ACV. Para pacientes con estenosis carotídea superior al 70%, la endarterectomía o la colocación de stents puede reducir el riesgo de recurrencia. La evaluación periódica de los vasos cerebrales mediante angiografía por resonancia magnética o ultrasonido ayuda a detectar lesiones potenciales a tiempo.

¿Cuándo debería consultar a un médico?

Ante síntomas como debilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o visión borrosa repentina, llame inmediatamente a emergencias. Incluso si los síntomas desaparecen temporalmente (mini-ACV), se debe acudir a un centro médico. Personas con hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia deben realizarse evaluaciones de riesgo cerebral anualmente. Para mayores de 50 años, se recomienda realizar chequeos cada seis meses.

En casos de dolor de cabeza severo acompañado de rigidez en el cuello, confusión o convulsiones súbitas, se considera una emergencia médica. Los pacientes con hemorragia cerebral pueden presentar aumento súbito de la presión, pupilas desiguales u otros signos críticos, que requieren atención inmediata. Si los familiares detectan síntomas de advertencia como «el tiempo es cerebro», deben activar el protocolo de emergencia sin demora.

 

Preguntas frecuentes

¿Cuándo es más efectivo comenzar la rehabilitación después de un ACV?

La rehabilitación debe comenzar lo antes posible, generalmente dentro de las 24 a 48 horas posteriores a la estabilización del paciente. La terapia física, ocupacional y del lenguaje en etapas tempranas ayuda a mejorar la función motora, cognitiva y la capacidad para realizar actividades diarias. La intervención temprana favorece la neuroplasticidad y aumenta las posibilidades de recuperación.

¿Qué componentes en la dieta diaria deben evitarse para prevenir un nuevo ACV?

Se deben reducir los alimentos ricos en sodio, colesterol y azúcares, ya que aumentan la presión arterial y los lípidos en sangre, elevando el riesgo de ACV. Es recomendable limitar los alimentos procesados, fritos y bebidas azucaradas. Aumentar el consumo de verduras, cereales integrales y pescados ricos en ω-3, siguiendo la dieta DASH, ayuda a reducir la probabilidad de recurrencia.

¿El estrés emocional puede desencadenar un ACV directamente?

El estrés emocional en sí no es una causa directa de ACV, pero el estrés prolongado puede elevar la presión arterial y promover malos hábitos de vida, como dormir mal o comer en exceso, que aumentan el riesgo de arteriosclerosis o coágulos. Se recomienda gestionar el estrés mediante ejercicio, meditación y monitoreo regular de la presión arterial y lípidos.

¿Los pacientes recuperados de un ACV deben seguir tomando medicamentos antiplaquetarios?

Sí, incluso si los síntomas mejoran, los médicos suelen recomendar el uso prolongado de aspirina u otros antiplaquetarios para reducir el riesgo de formación de coágulos. Es importante seguir las indicaciones médicas, no suspender los medicamentos por cuenta propia y realizar controles periódicos para ajustar dosis y evaluar la eficacia.

¿Los jóvenes también corren riesgo de ACV por dormir poco o estar mucho tiempo sentado?

Sí, estudios recientes muestran que en personas de 30 a 40 años, factores como dormir poco, falta de ejercicio, obesidad o síndrome metabólico aumentan la incidencia de ACV. Los estilos de vida poco saludables aceleran la arteriosclerosis. Se recomienda mantener horarios regulares, controlar el peso y realizar chequeos de salud periódicos.

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