El diagnóstico de la artritis psoriásica requiere la integración de síntomas clínicos, estudios de imagen y resultados de laboratorio para excluir otras enfermedades similares. Los médicos generalmente realizan una historia clínica detallada, incluyendo antecedentes de psoriasis, antecedentes familiares y la cronología del desarrollo de los síntomas. Además, el examen de las articulaciones se centra en patrones específicos de afectación, como la afectación de las articulaciones distales de los dedos o la presencia de dactilitis, entre otros signos característicos.
El proceso diagnóstico debe cumplir con los estándares internacionales, como las pautas CASPAR propuestas en 2019, que especifican claramente los criterios para el diagnóstico de la artritis psoriásica. Los avances en técnicas de imagen, como la ecografía y la resonancia magnética, se han convertido en herramientas importantes para evaluar daños articulares tempranos.
Es importante destacar que el diagnóstico de la artritis psoriásica a menudo requiere colaboración multidisciplinaria; la evaluación conjunta de dermatólogos y reumatólogos puede mejorar la precisión diagnóstica. Los pacientes pueden necesitar múltiples seguimientos, ya que los síntomas pueden variar con el tiempo y presentar diferentes manifestaciones.
En el diagnóstico inicial, el médico realiza una evaluación clínica mediante pasos sistemáticos. Primero, se pregunta por antecedentes de psoriasis, confirmando si existen lesiones cutáneas, especialmente eritema o escamas en la zona periarticular. La evaluación de los síntomas articulares incluye la intensidad del dolor, la duración de la rigidez matutina y el patrón de distribución de las articulaciones afectadas, como si involucra las articulaciones axiales o las articulaciones periféricas pequeñas.
Durante el examen físico, el médico palpa las articulaciones y los puntos de inserción de los tendones, observando si hay hinchazón, sensibilidad o deformidades. Las manifestaciones típicas de la artritis psoriásica incluyen uñas con depresiones, cambios pustulosos y afectación de las articulaciones distales, que pueden diferenciarse de la artritis reumatoide.
Los pasos clave en la evaluación incluyen:
Las pruebas de laboratorio desempeñan un papel auxiliar en el diagnóstico; los análisis de sangre comunes incluyen marcadores de inflamación (como la proteína C reactiva CRP y la velocidad de sedimentación ESR), aunque estos índices no son específicos. La detección de anticuerpos anti-CCP y factor reumatoide (FR) ayuda a descartar la artritis reumatoide.
Las técnicas de imagen son evidencia importante para confirmar daños estructurales en las articulaciones; las radiografías pueden mostrar calcificación o destrucción ósea, mientras que la resonancia magnética (RM) puede detectar sinovitis temprana y edema óseo. La ecografía, por ser no invasiva y de respuesta inmediata, se usa frecuentemente para evaluar derrames articulares o tenosinovitis.
En casos especiales, el médico puede realizar análisis del líquido articular para descartar infecciones o gota. Los resultados de estas pruebas deben correlacionarse con la presentación clínica para evitar diagnósticos erróneos de otras enfermedades autoinmunes o degenerativas de las articulaciones.
Los médicos suelen usar herramientas de evaluación estandarizadas para cuantificar la gravedad de los síntomas, como sistemas de puntuación de afectación de múltiples articulaciones y el índice de discapacidad articular. Estas herramientas permiten medir objetivamente indicadores clave como la duración de la rigidez matutina y el número de articulaciones inflamadas, ayudando a seguir la progresión de la enfermedad.
Las pautas CASPAR actualizadas en 2019 son estándares diagnósticos internacionalmente aceptados, que incluyen tres criterios principales: antecedentes de psoriasis, patrón de afectación articular específico y características de imagen. Los pacientes deben obtener una puntuación de al menos 2 puntos para confirmar el diagnóstico.
La aplicación de herramientas de cribado debe ajustarse a las quejas principales del paciente, como la evaluación del patrón de distribución de lesiones cutáneas mediante el sistema DERMIS o el uso de ecografía para detectar sinovitis temprana. Esta evaluación integral puede mejorar la rapidez y precisión del diagnóstico.
El diagnóstico diferencial es un paso clave en el proceso diagnóstico, que requiere distinguir la artritis psoriásica de la artritis reumatoide, el síndrome de Sjögren y otras enfermedades. La presencia de factor reumatoide o anticuerpos anti-CCP positivos requiere reevaluar el diagnóstico.
En las manifestaciones de imagen, la artritis psoriásica suele presentar calcificación articular, diferente a la formación de osteofitos en la osteoartritis; para diferenciarla de la gota, se realiza análisis de cristales de urato en el líquido articular. La artritis infecciosa puede acompañarse de fiebre y respuesta inflamatoria aguda, por lo que se descarta mediante cultivos sanguíneos.
Manifestaciones clínicas especiales como dedos en salchicha o depresiones en las uñas, aunque no son características exclusivas, aumentan la precisión diagnóstica cuando se combinan con otros indicadores. El médico debe descartar otras enfermedades autoinmunes antes de confirmar el diagnóstico final.
El diagnóstico temprano puede prevenir daños irreversibles en las articulaciones; estudios muestran que el uso temprano de DMARDs o biológicos puede retrasar la destrucción articular radiográfica. La detección precoz también mejora la calidad de vida del paciente, evitando discapacidades funcionales por dolor crónico.
El retraso en el diagnóstico puede causar daños permanentes en la estructura articular, como rigidez de la columna o deformidades en las falanges. Por ello, establecer un proceso de evaluación completo en la primera consulta puede reducir el retraso diagnóstico y comenzar el tratamiento oportunamente.
Los médicos suelen recomendar evaluaciones de seguimiento cada 3-6 meses, utilizando estudios de imagen y marcadores sanguíneos para monitorear la evolución de la enfermedad. Este seguimiento continuo permite ajustar rápidamente las estrategias de tratamiento y evitar el empeoramiento de los síntomas.