Immunotherapy

Resumen del tratamiento

La inmunoterapia es una técnica de terapia biológica que utiliza el sistema inmunológico del cuerpo para combatir enfermedades, principalmente aplicada en cáncer, enfermedades autoinmunes y enfermedades infecciosas. Su principio central consiste en activar o regular la función de las células inmunitarias, permitiendo que el sistema inmunológico identifique y elimine de manera más efectiva las células alteradas. En los últimos años, debido a sus avances revolucionarios en el tratamiento de cánceres avanzados, se considera una parte importante de la medicina de precisión moderna.

Esta terapia difiere de la quimioterapia tradicional, ya que se centra en fortalecer los mecanismos de defensa propios del paciente en lugar de matar directamente las células cancerosas. Según la etapa del proceso de la enfermedad y las características de los biomarcadores, los médicos combinan la inmunoterapia con quimioterapia, terapia dirigida o radioterapia para formar un plan de tratamiento integral.

Tipos y mecanismos de tratamiento

La inmunoterapia se divide principalmente en cuatro tipos: inhibidores de puntos de control inmunitarios, terapia celular, vacunas terapéuticas y terapia con citoquinas. Los inhibidores de puntos de control inmunitarios (como los inhibidores de PD-1/PD-L1) liberan la inhibición que las células cancerosas ejercen sobre las células T, restaurando la capacidad del sistema inmunológico para reconocer las células malignas. La terapia con células CAR-T implica modificar genéticamente las células T del paciente y reintroducirlas para atacar directamente las células cancerosas que expresan antígenos específicos.

Las vacunas terapéuticas, incluyendo vacunas contra el cáncer y adyuvantes, inducen respuestas inmunitarias específicas; las citoquinas como IL-2 o IFN-α se utilizan para regular la actividad de las células inmunitarias. Estas terapias pueden usarse de forma individual o en combinación, y la elección del esquema más adecuado depende del genotipo del paciente y las características del microambiente tumoral.

Indicaciones

En el campo del tratamiento del cáncer, la inmunoterapia ha sido aprobada para melanoma, carcinoma de pulmón de células no pequeñas, carcinoma urotelial y cáncer de cabeza y cuello. En los tumores malignos hematológicos, la terapia CAR-T ha mostrado eficacia significativa en ciertos linfomas y leucemias. Además, algunas enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple también se controlan con terapias inmunomoduladoras.

Los ensayos clínicos recientes están ampliando su uso a hepatocarcinoma, cáncer de estómago y cáncer de páncreas, entre otros tumores resistentes. Los médicos evalúan la sensibilidad del paciente a la inmunoterapia mediante pruebas de biomarcadores (como la expresión de PD-L1 y la carga mutacional tumoral, TMB) para determinar la elegibilidad para el tratamiento.

Modo de uso y dosis

Los inhibidores de puntos de control inmunitarios generalmente se administran por vía intravenosa cada dos o tres semanas, ajustando la duración del tratamiento según la respuesta. La terapia con células CAR-T requiere un proceso en fases: recolección de células T, modificación genética, expansión y reintroducción, todo bajo observación hospitalaria. La dosis se calcula en función de la superficie corporal o peso, y se realiza un monitoreo regular de los indicadores inmunitarios y la función de órganos.

La inmunoterapia local, como inyecciones intratumorales o administración en mucosas, puede usarse en cáncer de piel o tumores de cabeza y cuello. La duración del tratamiento puede variar de meses a años, y los médicos ajustan la dosis y la frecuencia según la evaluación de la respuesta tumoral (criterios RECIST).

Beneficios y ventajas

La inmunoterapia presenta altas tasas de remisión a largo plazo, con algunos pacientes alcanzando una supervivencia de cinco años aumentada en un 30-50%. Su capacidad para dirigirse específicamente a las células alteradas reduce el daño a tejidos normales y presenta menos efectos secundarios en comparación con la quimioterapia. La terapia CAR-T logra tasas de remisión completa superiores al 50% en tumores hematológicos recurrentes, demostrando un avance revolucionario.

  • Acción específica sobre las células objetivo, reduciendo la toxicidad sistémica
  • Inducción de respuestas inmunitarias de memoria, con potencial de efectos antitumorales prolongados
  • Puede potenciarse en combinación con otros tratamientos

Riesgos y efectos secundarios

Puede provocar reacciones adversas relacionadas con la inmunidad (irAEs), incluyendo dermatitis, colitis, hepatitis y neumonitis, que afectan órganos. Aproximadamente del 15 al 30% de los pacientes experimentan efectos secundarios severos de grado 3-4, que requieren el uso inmediato de corticosteroides o inmunosupresores. La terapia CAR-T puede inducir síndrome de liberación de citoquinas (CRS) y toxicidad neurológica, por lo que debe realizarse en centros especializados.

  • Respuesta inflamatoria sistémica por activación excesiva del sistema inmunitario
  • Posible inducción de fenómenos autoinmunes
  • Algunas terapias pueden afectar la función hematopoyética

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen inmunodeficiencia severa, enfermedades autoinmunes no controladas y infecciones activas. Los pacientes que reciben terapia CAR-T deben evitar inmunosupresores durante al menos 3 meses. Antes del tratamiento, se evalúa la función cardiopulmonar y se monitorean periódicamente la función hepática, renal y los parámetros hematológicos. Mujeres embarazadas o en lactancia deben evitar su uso, ya que puede afectar el desarrollo inmunológico del feto o del bebé.

Durante el tratamiento, está prohibido vacunarse con vacunas vivas y se deben evitar fuentes de infección. En caso de fiebre, dificultad respiratoria o síntomas neurológicos, se debe informar inmediatamente al equipo médico.

Interacciones con otros tratamientos

La combinación con quimioterapia puede aumentar la toxicidad inmunitaria, requiriendo ajuste de dosis y monitoreo cercano de enzimas hepáticas y recuento sanguíneo. La coadministración con corticosteroides u otros inmunomoduladores requiere evaluar el equilibrio entre inmunosupresión y potenciación. Los medicamentos dirigidos pueden afectar la activación de células T, por lo que se ajustan los intervalos de administración.

  • Evitar el uso simultáneo con inmunosupresores potentes
  • Puede tener efectos sinérgicos o antagonistas con medicamentos antiangiogénicos
  • Es importante considerar las interacciones en el metabolismo de las células modificadas genéticamente y los fármacos quimioterapéuticos

Eficacia y evidencia

El estudio KEYNOTE-002 mostró que los inhibidores de PD-1 en pacientes con melanoma lograron una mediana de supervivencia libre de enfermedad de 18.0 meses, superior a la quimioterapia convencional. El estudio CheckMate-238 confirmó que la inmunoterapia adyuvante postoperatoria reduce en un 40% el riesgo de recurrencia en pacientes con melanoma de alto riesgo. La terapia CAR-T en linfoma difuso de células B grandes alcanzó tasas de remisión completa del 50-80%, revolucionando los tratamientos para tumores hematológicos resistentes.

El análisis de Lancet Oncology en 2020 indicó que la inmunoterapia combinada elevó la tasa de supervivencia a cinco años en pacientes con carcinoma de pulmón de células no pequeñas al 35%, con menor incidencia de efectos adversos en comparación con la quimioterapia. La investigación genómica muestra que los pacientes con alta carga mutacional tumoral (TMB) alcanzan una tasa de respuesta del 60%, resaltando la importancia de los biomarcadores en la terapia guiada por datos biológicos.

Alternativas

La quimioterapia utiliza fármacos químicos para destruir células de rápida división, pero puede dañar tejidos normales. La terapia dirigida se enfoca en moléculas específicas del tumor, como los inhibidores de EGFR, aunque puede generar resistencia. La radioterapia destruye localmente las lesiones, aunque su alcance es limitado. Estos métodos tradicionales pueden ser alternativas cuando la inmunoterapia no es efectiva.

En casos con microambiente tumoral desfavorable, puede ser necesario usar quimioterapia primero para eliminar células inmunosupresoras, seguido de inmunoterapia. Las terapias emergentes como virus oncolíticos y vacunas contra el cáncer pueden complementar la inmunoterapia, aunque aún no están ampliamente disponibles.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué exámenes o preparativos se deben realizar antes de la inmunoterapia?

Antes de comenzar la inmunoterapia, los médicos suelen realizar análisis de sangre, estudios de imagen y evaluación de biomarcadores de referencia para confirmar el estado de salud actual del paciente. Además, es importante informar sobre antecedentes de alergias y medicamentos en uso (incluidos remedios herbales o suplementos), ya que algunos componentes pueden afectar la respuesta al tratamiento o aumentar riesgos. También se recomienda ajustar hábitos de vida, como dejar de fumar y mejorar la alimentación, para potenciar la eficacia del tratamiento.

¿Qué hacer si aparece fiebre o fatiga durante el tratamiento?

Una fiebre leve o fatiga puede ser una reacción común a la inmunoterapia, pero requiere monitoreo cercano de la gravedad de los síntomas. Si la temperatura supera los 38.5°C, la fatiga persiste afectando las actividades diarias, o si hay dificultad respiratoria, se debe contactar inmediatamente al equipo médico. Es posible que el médico ajuste la dosis o prescriba medicamentos de soporte, pero no se recomienda suspender el tratamiento por cuenta propia para evitar afectar la eficacia.

¿Se puede vacunar o realizar otras cirugías durante el tratamiento?

La inmunoterapia puede alterar la función inmunitaria, por lo que durante el tratamiento se deben evitar vacunas vivas (como sarampión o varicela) y consultar con el médico sobre el momento adecuado para otras vacunas. Para cirugías, se debe informar al cirujano que el paciente está en inmunoterapia, ya que los medicamentos pueden prolongar el tiempo de sangrado o afectar la cicatrización, requiriendo una evaluación de riesgos y planificación del procedimiento.

¿Cómo aliviar los efectos secundarios mediante dieta o ejercicio durante los intervalos de tratamiento?

Se recomienda una dieta rica en proteínas y baja en alimentos procesados, incluyendo carnes de calidad, cereales integrales y frutas y verduras frescas, para mantener la energía y la función inmunitaria. Ejercicios aeróbicos leves, como caminar o yoga, pueden ayudar a reducir la fatiga, pero deben evitarse esfuerzos excesivos. Si aparecen molestias gastrointestinales, se sugiere comer en pequeñas cantidades y consultar con un nutricionista para un plan alimenticio personalizado, evitando suplementos de fuentes desconocidas.

¿Cuánto tiempo después de finalizar el tratamiento se deben realizar controles?

La frecuencia de seguimiento tras la finalización del tratamiento depende de la condición del paciente. Generalmente, en los primeros dos años se realizan análisis de sangre y estudios de imagen cada 3-6 meses, y posteriormente se extienden a una vez al año. El médico vigila los marcadores tumorales, la función de órganos y posibles efectos secundarios a largo plazo (como alteraciones hormonales). Es importante que el paciente registre cambios en su cuerpo, como erupciones o fatiga persistente, y consulte oportunamente para detectar anomalías tempranamente.