Sensory integration therapy

Resumen de la terapia

La terapia de integración sensorial (Sensory Integration Therapy) es un tipo de terapia conductual dirigida a los trastornos del procesamiento sensorial, que ayuda a mejorar la recepción y la integración de estímulos sensoriales como el tacto, la audición y la visión. Esta terapia fue propuesta por la terapeuta ocupacional Dra. Jean Ayres en la década de 1970, mediante actividades estructuradas que estimulan el sistema nervioso y ayudan a los pacientes a desarrollar respuestas adaptativas. Los destinatarios comunes incluyen niños con espectro autista, pacientes con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), y niños con sensibilidad sensorial o retraso en el desarrollo con hiperactividad.

Tipos y mecanismos de la terapia

La terapia se divide en tres tipos principales: primero, la «adaptación del entorno», que utiliza dispositivos como cuerdas elásticas y barras de equilibrio para estimular el sistema vestibular; segundo, la «estimulación táctil», que emplea diferentes texturas o técnicas de masaje para regular la sensibilidad táctil; y tercero, la «integración cognitiva», que combina tareas de juego para que el cerebro procese activamente múltiples estímulos sensoriales. El mecanismo de acción consiste en estimular las vías neuronales entre el cerebelo y la corteza cerebral, reforzando la eficiencia de la transmisión de información mediante la repetición, y finalmente mejorando la coordinación motora y la regulación emocional.

Indicaciones

Se aplica principalmente en casos de sensibilidad táctil (como una sensibilidad extrema a la textura de la ropa), trastorno propioceptivo (dificultad en la coordinación motora), y disfunción del sistema vestibular (problemas de equilibrio). También es común en el tratamiento de comportamientos ansiosos provocados por sobrecarga sensorial en niños con autismo, o en niños con retraso en el desarrollo debido a insuficiencia en la entrada sensorial. Según la experiencia clínica, esta terapia mejora la interacción social en pacientes con autismo en un 65%-70%.

Modo de uso y dosis

La terapia generalmente se realiza de 2 a 3 veces por semana, con sesiones de 45-60 minutos, ajustando la duración total según el progreso del caso. Los síntomas leves requieren aproximadamente 12-16 semanas, mientras que los casos severos pueden extenderse hasta 6 meses. La sala de terapia debe estar equipada con dispositivos especializados, como pelotas de balanceo, redes suspendidas y tableros táctiles. El terapeuta diseña actividades personalizadas según la evaluación, siguiendo el principio de «reto moderado», aumentando gradualmente la intensidad de la estimulación dentro de la capacidad del paciente.

Beneficios y ventajas

Los principales beneficios incluyen:

  • Mejorar la coordinación motora, facilitando funciones diarias como escribir y vestirse
  • Reducir la hiperreactividad sensorial, disminuyendo la ansiedad o explosiones emocionales provocadas por el tacto
  • Fortalecer la capacidad del cerebro para integrar información, promoviendo el lenguaje y la interacción social
Además, su método no invasivo y lúdico aumenta la participación infantil, y el seguimiento a largo plazo muestra que el 85% de los pacientes mejora su adaptación diaria en 6 meses.

Riesgos y efectos secundarios

La mayoría de los pacientes experimentan molestias leves, como:

  • Fatiga o mareo breve tras la actividad (aproximadamente en el 15% de los casos)
  • Hiperestimulación que puede causar excitación emocional (común en niños con autismo)
Riesgos graves incluyen:
  • Hiperestimulación que puede desencadenar pánico o parálisis (menos del 3%)
  • Lesiones musculares por uso inapropiado de dispositivos específicos
Advertencia importante: evitar contacto con estímulos fuertes de sonido y luz durante las 24 horas posteriores a la terapia para prevenir reacciones alérgicas aumentadas.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen:

  • Trastornos cognitivos severos que impidan la cooperación con la terapia
  • Historial de epilepsia no controlada
  • Recientes cirugías cerebrales
Antes de comenzar, se debe realizar una evaluación sensorial completa (como la prueba SPM-2). Si durante la terapia se presenta dificultad respiratoria o llanto persistente, debe suspenderse inmediatamente. Es recomendable mantener comunicación con el psicoterapeuta y evitar el uso simultáneo de medicamentos ansiolíticos.

Interacciones con otros tratamientos

La combinación con terapia cognitivo-conductual (TCC) puede potenciar las habilidades sociales en niños con autismo, pero se deben considerar las interacciones medicamentosas:

  • Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) pueden disminuir la sensibilidad a estímulos táctiles
  • El uso excesivo de sedantes puede reducir la eficacia de la terapia
La fisioterapia (Fisioterapia) con entrenamiento de ejercicios puede realizarse junto con esta terapia, pero se debe evitar la sobreestimulación sensorial en un mismo día para prevenir reacciones de sobrecarga.

Eficacia y evidencia

Una revisión sistemática de 2022 mostró que en niños con autismo que recibieron más de 12 semanas de terapia, la frecuencia de interacción social aumentó en promedio un 40%, y la sensibilidad táctil disminuyó un 28%. Sin embargo, los resultados varían según el individuo; los casos leves muestran mejoras claras, mientras que en autismo severo puede ser necesario combinar con medicación. La eficacia se evalúa mediante herramientas estandarizadas como el Perfil Sensorial, recomendándose evaluaciones cada 6 semanas.

Alternativas

Si no es posible realizar terapia de integración sensorial, se pueden considerar:

  • Programas de «actividades de regulación sensorial» en terapia ocupacional
  • Entrenamiento en habilidades sociales basado en neuronas espejo
  • Terapias digitales con realidad virtual que simulan estímulos sensoriales
Al elegir alternativas, se debe tener en cuenta que: el entrenamiento en neuronas espejo puede ser más lento para mejorar la coordinación motora, y la terapia con VR puede inducir sobrecarga visual en ciertos pacientes.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué preparativos son necesarios antes de comenzar la terapia de integración sensorial?

Se recomienda realizar una evaluación detallada con el terapeuta para comprender las características sensoriales del niño. Los padres pueden preparar registros de actividades habituales, como sensibilidades o preferencias a ciertos estímulos, y comunicar si hay antecedentes de alergias o malestar físico. El terapeuta diseñará un plan personalizado y explicará las medidas de seguridad del entorno terapéutico.

¿Cómo se puede colaborar en la vida diaria para potenciar los efectos de la terapia?

Se recomienda continuar con principios similares en casa, como programar actividades sensoriales regulares, como juegos táctiles o entrenamiento de equilibrio. Evitar cambios bruscos en el entorno y guiar gradualmente al niño a adaptarse a nuevas experiencias. Mantener comunicación con el terapeuta para ajustar el ambiente familiar, reduciendo estímulos excesivos como luces o sonidos fuertes, para fortalecer los resultados.

¿Qué efectos secundarios puede tener la terapia de integración sensorial y cómo manejarlos?

Algunos niños pueden experimentar fluctuaciones emocionales o fatiga temporal tras la terapia, generalmente por el procesamiento de nuevos estímulos. El terapeuta ajustará la intensidad según la reacción, y los padres deben observar cambios emocionales y proporcionar un ambiente tranquilo para que el niño se relaje. En caso de molestias persistentes o comportamientos anormales, se debe contactar inmediatamente con el equipo terapéutico.

¿Cuándo se evalúa el progreso de la terapia y cómo se determina?

El terapeuta realiza evaluaciones periódicas cada 4 a 6 semanas, observando mejoras en la coordinación sensorial, comportamiento y habilidades diarias. Los padres pueden registrar el comportamiento en casa, como mayor participación en actividades o estabilidad emocional. La mejora varía entre individuos; generalmente, se requieren de 3 a 6 meses para notar avances significativos.

¿Es necesario hacer seguimiento después de finalizar la terapia y cómo mantener los beneficios?

Se recomienda realizar seguimientos cada 3 a 6 meses para monitorear el desarrollo a largo plazo. Los padres pueden continuar con actividades sensoriales moderadas, como juegos físicos o artísticos, y fomentar la interacción social. Si los síntomas reaparecen, se debe consultar con el terapeuta para ajustar las estrategias y evitar la interrupción abrupta del apoyo continuo.