El tratamiento de las infecciones de transmisión sexual (ITS) se centra en eliminar los patógenos causantes, prevenir complicaciones y detener su propagación. Las estrategias terapéuticas deben adaptarse al tipo específico de patógeno, e incluyen comúnmente antibióticos, medicamentos antivirales, cremas tópicas y procedimientos quirúrgicos. El tratamiento oportuno puede reducir significativamente el daño a los órganos reproductores, el riesgo de infertilidad y las amenazas a la salud pública.
La medicina moderna ha desarrollado tratamientos efectivos para la mayoría de las ITS, pero los pacientes deben seguir estrictamente las indicaciones médicas y completar todo el ciclo de tratamiento. Además, es fundamental realizar un seguimiento de la fuente de infección y adoptar medidas preventivas, como limitar las parejas sexuales y practicar sexo seguro, para lograr los mejores resultados terapéuticos.
Las ITS bacterianas (como gonorrea y sífilis) se tratan principalmente con antibióticos. Los antibióticos β-lactámicos (como la penicilina) destruyen la pared celular bacteriana, mientras que las tetraciclinas y los macrólidos interfieren en la síntesis de proteínas. Las ITS virales (como el virus del papiloma humano y el herpes) requieren medicamentos antivirales, como el aciclovir, que inhiben la replicación del ADN viral. Los parásitos, como el Trichomonas vaginalis, se tratan con metronidazol, que bloquea sus vías metabólicas.
Las nuevas estrategias incluyen terapias con anticuerpos monoclonales para herpes recurrente y terapias génicas dirigidas a la expresión de genes virales específicos. La terapia tópica, como la eliminación de verrugas o la crioterapia con nitrógeno líquido, se emplea para lesiones externas y debe ser realizada por profesionales para evitar daños en los tejidos.
Este tratamiento es adecuado para infecciones confirmadas en laboratorio, como gonorrea, uretritis no gonocócica, sífilis en etapas primarias y secundarias, brotes de herpes genital, infección por VIH y condilomas acuminados. Para cepas resistentes a ciertos medicamentos (como gonococos resistentes a doxiciclina), se requiere un régimen combinado de antibióticos.
Grupos especiales, como mujeres embarazadas o inmunodeprimidos, necesitan ajustar la medicación, por ejemplo, los pacientes VIH positivos deben recibir terapia antirretroviral (TAR). Los pacientes con sífilis crónica pueden requerir hospitalización y administración de antibióticos por vía intravenosa en dosis altas.
Los antibióticos orales generalmente se administran durante 7-21 días, como la azitromicina en dosis única de 500 mg o doxiciclina 100 mg dos veces al día. La penicilina G benzathina se administra en una sola inyección intramuscular de 2.4 millones de unidades para la sífilis. Para lesiones externas, como úlceras herpéticas, se puede aplicar crema de aciclovir al 5% cada 4 horas.
Las infecciones graves requieren hospitalización, como en el caso de VIH en fase aguda, donde puede ser necesario un tratamiento combinado de tres fármacos (por ejemplo, tenofovir + lamivudina + efavirenz). Es importante tener en cuenta las interacciones medicamentosas, como evitar suplementos de calcio durante el uso de tetraciclinas para asegurar su absorción.
Los esquemas personalizados que consideran el tipo específico de patógeno y los resultados de pruebas de sensibilidad aumentan las tasas de éxito. El seguimiento regular ayuda a prevenir resistencias, por ejemplo, tras tratar gonorrea, se recomienda realizar un cultivo de orina en 2-4 semanas para confirmar la erradicación.
Los antibióticos pueden causar molestias gastrointestinales, reacciones alérgicas o alteraciones en la microbiota, con un 10-20% de pacientes que experimentan diarrea o erupciones cutáneas. Los antivirales pueden afectar la función hepática o causar síntomas neurológicos, por lo que en pacientes con VIH se requiere monitoreo regular de enzimas hepáticas.
Algunos antibióticos, como las tetraciclinas, están contraindicados en embarazo debido a su impacto en el desarrollo óseo fetal. Los pacientes con complicaciones de VIH deben ajustar las dosis. Durante el tratamiento, se recomienda abstenerse de relaciones sexuales hasta que el médico confirme la curación, y en menores de 18 años, el uso de fluoroquinolonas puede afectar el desarrollo de las articulaciones.
Las contraindicaciones incluyen alergia grave a los medicamentos, insuficiencia hepática o renal que requiera ajuste de dosis, e inmunosupresión, que requiere monitoreo adicional. Se recomienda realizar controles de seguimiento de 6 a 12 meses para confirmar la erradicación.
Los antibióticos orales pueden reducir la eficacia de los anticonceptivos hormonales, por lo que se recomienda usar métodos de barrera. Los medicamentos antirretrovirales para el VIH pueden interactuar con ciertos anticonvulsivantes, alterando sus niveles en sangre. Los suplementos herbales pueden disminuir la absorción de antibióticos, por lo que se aconseja evitar su uso sin supervisión médica durante el tratamiento.
Al usar cremas tópicas con corticosteroides, se recomienda espaciar al menos 2 horas con los antivirales para evitar reacciones adversas. La combinación con analgésicos NSAID puede aumentar los efectos secundarios gastrointestinales.
Datos de la Organización Mundial de la Salud muestran que el uso correcto de ceftriaxona para tratar gonorrea tiene una eficacia superior al 90%. La terapia antirretroviral para el VIH puede reducir la carga viral a niveles indetectables en 6 meses, disminuyendo el riesgo de transmisión en más del 96%. Los antivirales para herpes acortan los episodios y reducen la diseminación viral.
Ensayos clínicos multicéntricos confirman que la tasa de cultivo negativo tras tratar la clamidia alcanza el 98%, aunque aquellos que no completan el ciclo completo tienen una tasa de recaída del 30%. Los sistemas de monitoreo de resistencia muestran que en 2023, las cepas resistentes a ceftriaxona en gonococos alcanzaron el 4.7% a nivel mundial, subrayando la importancia de ajustar el tratamiento según los resultados de sensibilidad.
Para pacientes en los que los antibióticos fallan, se pueden emplear diferentes clases de medicamentos, como combinaciones de azitromicina y doxiciclina en casos de gonorrea resistente. La terapia inmunomoduladora, como las inyecciones de interferón, puede potenciar la respuesta antiviral. Las terapias alternativas incluyen:
Las terapias naturales, como el uso tópico de aceite de árbol de té, solo ayudan a aliviar los síntomas y no sustituyen el tratamiento principal. Todas las alternativas deben ser evaluadas por un médico para evitar retrasos en el diagnóstico y tratamiento adecuados.
Sí, se recomienda que la pareja también reciba pruebas y tratamiento simultáneo. Muchas ITS, como gonorrea y clamidia, tienen un alto riesgo de transmisión, incluso si no hay síntomas, por lo que ambos deben completar todo el ciclo de medicación y evitar relaciones sexuales durante el tratamiento para reducir el riesgo de reinfección o transmisión cruzada.
¿Qué precauciones en la dieta o en los hábitos de vida deben tomarse durante el tratamiento con antibióticos por ITS?Se recomienda evitar el consumo excesivo de alcohol, ya que algunos antibióticos (como el metronidazol) pueden reaccionar con el alcohol y causar malestar. Mantener un horario regular, una dieta equilibrada y fortalecer el sistema inmunológico ayuda a eliminar los patógenos. Si el medicamento causa molestias gastrointestinales, se puede dividir la dosis o tomar con comida para aliviar los síntomas.
¿Es necesario realizar controles periódicos después de que desaparecen los síntomas?Sí, la desaparición de síntomas no indica recuperación completa. Algunas infecciones, como la gonorrea y la sífilis, pueden dañar tejidos o formar focos crónicos, por lo que se recomienda realizar análisis de sangre o microbiológicos para confirmar la erradicación. Generalmente, se recomienda un control en 2-4 semanas y seguimiento durante 6-12 meses para detectar recaídas o complicaciones.
¿Qué efectos tiene olvidar o interrumpir el tratamiento?No completar el ciclo puede generar resistencia en los patógenos, convirtiendo la infección en crónica o requiriendo tratamientos más fuertes. Si se olvida una dosis, se debe tomar lo antes posible, salvo que esté próximo el momento de la siguiente dosis, y consultar al médico para ajustar el plan. No suspender el tratamiento por cuenta propia para evitar fallos terapéuticos.
¿Cuándo se puede retomar la vida sexual después del tratamiento? ¿Qué medidas de protección se deben seguir?Generalmente, se puede volver a tener relaciones sexuales una vez que los síntomas hayan desaparecido completamente, el tratamiento esté finalizado y el médico confirme la curación. Durante este período, se recomienda usar condones para reducir el riesgo de reinfección y asegurarse de que la pareja también haya sido examinada y tratada. Para infecciones virales, como el virus del papiloma humano, es importante realizar controles periódicos, ya que algunos virus pueden persistir en el organismo.