La detección de la retina es un procedimiento diagnóstico utilizado para evaluar la salud de la retina, principalmente mediante el uso de equipos especializados para observar los vasos sanguíneos, las capas nerviosas y la estructura de la mácula. El objetivo de este examen es detectar tempranamente lesiones potenciales como la retinopatía diabética, glaucoma, degeneración macular relacionada con la edad, entre otras, para desarrollar planes de tratamiento preventivos. A diferencia de los tratamientos curativos, la detección de la retina pertenece a la medicina preventiva y puede reducir eficazmente el riesgo de daño permanente a la visión.
Gracias a tecnologías de imagen de alta resolución, los médicos pueden detectar en tiempo real signos como microaneurismas, hemorragias retinianas o atrofia de las células nerviosas. Este procedimiento suele ser un componente esencial en el seguimiento regular de pacientes con enfermedades crónicas, especialmente en personas con diabetes, pudiendo reducir el riesgo de pérdida de visión en más del 60%. La detección periódica permite intervenir tempranamente y evitar que las lesiones progresen a etapas irreversibles.
La detección de la retina combina varias técnicas:
En cuanto a los mecanismos, la OCT utiliza luz infrarroja cercana para penetrar los tejidos y distinguir cambios estructurales en micrómetros, mientras que la angiografía con fluoresceína puede mostrar filtraciones y obstrucciones en los vasos sanguíneos. La integración de estos datos permite predecir riesgos como edema macular o desprendimiento de retina, y diseñar estrategias de tratamiento como terapia láser o inyecciones anti-VEGF.
Se recomienda principalmente para los siguientes grupos de alto riesgo:
Además, se recomienda que las personas mayores de 40 años se sometan a un examen completo cada 2 años, y los mayores de 60 años, anualmente. Aquellos que han sido sometidos a cirugía de cataratas, debido a la sustitución del cristalino, deben realizarse una revisión de referencia para comparar cambios pre y postoperatorios.
El proceso de detección consta de tres fases:
La frecuencia de detección se ajusta según el nivel de riesgo:
Los principales beneficios incluyen:
Las ventajas son:
Los principales riesgos incluyen:
Complicaciones graves son extremadamente raras, incluyendo reacciones alérgicas al medio de contraste (0.02%) o daño térmico en la retina por láser (<0.01%). Antes de administrar el contraste, se debe verificar si el paciente tiene alergia al yodo o a los agentes yodados.
Las contraindicaciones incluyen:
Antes del examen, se recomienda:
Los resultados de la detección influyen directamente en las opciones terapéuticas:
En relación con tratamientos quirúrgicos: la detección previa a la cirugía de cataratas ayuda a evaluar la viabilidad de implantes de lentes intraoculares personalizados, y el seguimiento postoperatorio puede detectar riesgos de desprendimiento de retina. Para pacientes en quimioterapia que reciben anti-VEGF, se recomienda seguimiento de la estructura retiniana cada 3 meses.
Grandes estudios muestran que la detección periódica reduce en un 58% la ceguera por retinopatía diabética. La Sociedad Americana de Oftalmología (AAO) recomienda que los pacientes con diabetes tipo 2 se examinen anualmente desde el diagnóstico, reduciendo en un 73% el riesgo de lesiones graves en la retina.
Un estudio en The Lancet en 2022 indicó que los sistemas de detección combinados con OCT y tecnología de óptica adaptativa pueden detectar lesiones minúsculas de 0.1 mm con una precisión del 97.6%. Estos datos proporcionan una base objetiva para planes de tratamiento personalizados.
Alternativas no médicas:
Procedimientos médicos alternativos:
¿Qué preparativos se deben realizar antes del examen? ¿Es necesario ayunar o suspender algún medicamento?
Generalmente, no es necesario ayunar antes de la detección de la retina, pero si el procedimiento incluye dilatación, se recomienda evitar tomar medicamentos que puedan afectar la contracción de la pupila (como ciertos antihistamínicos) 4 horas antes. Si el paciente tiene diabetes o miopía severa, debe informar al personal médico con anticipación para ajustar el método de examen.
¿El proceso de examen causa molestias o dolor en los ojos?
Por lo general, la detección de la retina no duele, aunque la dilatación puede causar fotofobia o visión borrosa temporal, que se recupera en 4 a 6 horas. Para exámenes con oftalmoscopio o OCT, solo es necesario mantener la cabeza fija y evitar movimientos rápidos de los ojos, sin sensación de punzadas.
¿Qué hacer si después del examen aparecen síntomas anormales en los ojos?
Si la fotofobia o visión borrosa persisten más de 8 horas tras la dilatación, o si se presentan dolor ocular intenso o dolor de cabeza, se debe acudir inmediatamente a un centro médico. Se recomienda usar gafas de sol con protección UV al salir y evitar conducir, ya que la visión puede no estar completamente recuperada.
¿Con qué frecuencia se deben realizar los exámenes en diferentes grupos de edad?
Personas menores de 40 años sin antecedentes familiares deben hacerse la revisión cada 2-3 años; mayores de 40 o con diabetes, anualmente; y en casos de miopía severa (más de 600 grados), cada 6-12 meses. Los grupos de alto riesgo, como prematuros con retinopatía, deben seguir la frecuencia indicada por el médico.
¿Qué pasos de tratamiento se siguen si se detectan lesiones anormales?
Si se detectan roturas retinianas o lesiones en la mácula, el médico puede recomendar terapia con láser o crioterapia; en casos severos de retinopatía diabética, se requiere inyecciones anti-VEGF o vitrectomía. Todos los tratamientos se adaptan a la gravedad de la lesión y la salud general del paciente.