Spinal fusion

Resumen del tratamiento

La cirugía de fusión vertebral es un procedimiento quirúrgico que consiste en unir de forma permanente los huesos de la columna vertebral (vértebras), principalmente para reparar anomalías estructurales o aliviar dolores severos. Su objetivo principal es estabilizar los discos intervertebrales o articulaciones dañadas, previniendo la compresión nerviosa o la degeneración causada por movimientos anormales.

Este procedimiento suele indicarse en pacientes que no responden a tratamientos conservadores (como medicamentos o fisioterapia), siendo común en problemas cervicales o lumbares. Después de la cirugía, se emplean materiales de fusión ósea y dispositivos de fijación interna para crear una unión permanente entre las vértebras.

Tipos y mecanismos de tratamiento

La cirugía de fusión vertebral se clasifica según la ubicación del problema en fusión cervical, lumbar, entre otras. La vía quirúrgica puede ser posterior (a través de la espalda), anterior (a través del abdomen o cuello) o una combinación de ambas. Los pasos principales incluyen la remoción del disco intervertebral afectado, la inserción de material de injerto óseo y la fijación de las vértebras con placas, tornillos o varillas metálicas.

El mecanismo de fusión depende de la inducción de la formación ósea mediante hueso autógeno o sustitutos artificiales, utilizando dispositivos de fijación interna para proporcionar un entorno estable que facilite la unión ósea entre las vértebras. La cirugía puede realizarse de forma aislada o en combinación con procedimientos como la resección del disco o la descompresión del canal espinal.

Indicaciones

Se recomienda principalmente en los siguientes casos:

  • Espondilolistesis severa (desplazamiento de vértebras superior a grado 3)
  • Degeneración de discos que causa compresión de raíces nerviosas o ciática
  • Inestabilidad tras fracturas o traumatismos en la columna

Otras indicaciones incluyen deformidades como escoliosis, infecciones o tumores que generan inestabilidad vertebral, y pacientes con dolor crónico de espalda que no mejora tras 6 meses de tratamiento conservador.

Modo de uso y dosis

Este procedimiento es invasivo y requiere anestesia general, con una hospitalización de 3 a 7 días. La duración de la cirugía varía según el alcance, aproximadamente 3-5 horas para una sola sección, y puede exceder las 8 horas en casos multisegmentarios. Tras la intervención, se recomienda usar un corsé y seguir un plan de rehabilitación.

El material de injerto óseo puede ser autógeno (como hueso de la cresta ilíaca), alogénico o sustitutos artificiales. Los implantes metálicos se ajustan según la curvatura y tamaño de la columna del paciente, y se colocan con precisión mediante radiografía o navegación endoscópica.

Beneficios y ventajas

Sus principales beneficios incluyen:

  • Estabilización permanente de la estructura vertebral, reduciendo movimientos anormales
  • Alivio del dolor nervioso causado por hernias discales o estrechamiento del canal
  • Mejora de la postura y reducción del riesgo de degeneración a largo plazo

Comparado con tratamientos no quirúrgicos, la fusión proporciona una reparación estructural, siendo especialmente efectiva en pacientes con inestabilidad vertebral. Sin embargo, es importante sopesar los riesgos quirúrgicos frente a los beneficios a largo plazo.

Riesgos y efectos secundarios

Complicaciones graves incluyen:

  • Infección (incidencia de aproximadamente 1-8%, que puede requerir una segunda cirugía)
  • Daño nervioso que puede causar debilidad en las extremidades o alteraciones sensoriales
  • Fracaso de la fusión que puede precisar una segunda intervención (aproximadamente 10-20% de los casos)

Los efectos secundarios a corto plazo comunes incluyen dolor postoperatorio, atrofia muscular y parálisis temporal. Los riesgos a largo plazo incluyen la aceleración de la degeneración en segmentos adyacentes (enfermedad de segmento adyacente) y la aflojamiento de los implantes internos.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen:

  • Diabetes no controlada o trastornos de la coagulación
  • Osteoporosis severa o enfermedades óseas metabólicas
  • Infección espinal no completamente resuelta

Antes de la cirugía, se debe evaluar la densidad ósea y la función neurológica. Está prohibido levantar objetos pesados o flexionar la columna durante los primeros 3 meses postoperatorios. Personas con antecedentes alérgicos o insuficiencia cardiopulmonar deben ajustar la anestesia.

Interacciones con otros tratamientos

El uso concomitante de anticoagulantes (como warfarina) puede aumentar el riesgo de hemorragia, por lo que se recomienda suspenderlos antes de la cirugía y monitorear el INR. La administración conjunta de medicamentos para la osteoporosis (como bifosfonatos) puede afectar la tasa de fusión ósea.

Historial de radioterapia puede dificultar la cicatrización de tejidos blandos, por lo que se debe ajustar la elección del material de injerto. Tras la cirugía, se recomienda suspender los corticosteroides para reducir el riesgo de infecciones.

Eficacia y evidencia

Los estudios a largo plazo muestran que entre el 85% y 90% de los pacientes experimentan una mejora significativa del dolor a los 12 meses, con una tasa de estabilidad vertebral superior al 90%. Sin embargo, entre el 10% y 15% puede desarrollarse degeneración en segmentos adyacentes, por lo que se recomienda realizar radiografías periódicas.

Ensayos controlados aleatorios confirman que, en casos de inestabilidad severa, la cirugía de fusión reduce el dolor en un 40% más que el tratamiento conservador. La artroplastia de disco artificial tiene una tasa de éxito del 75% a los 5 años, aunque requiere mayor experiencia técnica.

Alternativas

Las opciones no quirúrgicas incluyen:

  • Inyecciones epidurales con corticosteroides de alta dosis (alivio a corto plazo)
  • Fijación con corsés y fisioterapia
  • Bloqueos nerviosos o ablación por radiofrecuencia

Las cirugías mínimamente invasivas, como la discectomía o la fijación con tornillos transpediculares, pueden ser alternativas en algunos casos, aunque no resuelven la inestabilidad estructural. La artroplastia de disco artificial mantiene la movilidad, pero su uso está limitado a casos específicos.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué métodos no farmacológicos existen para el manejo del dolor después de la cirugía de fusión vertebral?

Además de analgésicos, los pacientes pueden aliviar el dolor mediante fisioterapia con compresas calientes, frías o electroterapia. La respiración profunda y estiramientos suaves también mejoran la circulación local, siempre bajo supervisión médica, para evitar movimientos excesivos que puedan afectar la fusión.

¿Cuánto tiempo suele tardar en comenzar la rehabilitación después de la cirugía?

Por lo general, la rehabilitación fase inicial comienza entre las 2 y 4 semanas postoperatorias, centrada en ejercicios de fortalecimiento del core y corrección postural. El médico ajustará la intensidad según el progreso de la fusión ósea, y la recuperación completa puede tardar entre 3 y 6 meses.

¿Es necesario evitar ciertos movimientos o trabajos a largo plazo tras la cirugía de fusión vertebral?

Se recomienda evitar levantar objetos pesados, giros bruscos o actividades de alto impacto durante al menos 6 meses. Para trabajos que impliquen esfuerzo físico, se aconseja consultar con el médico sobre el uso de soportes o modificaciones laborales para reducir el riesgo de nuevas lesiones.

¿Qué exámenes de imagen se realizan en el seguimiento periódico postoperatorio?

Se recomienda realizar radiografías o tomografías entre los 3 y 6 meses para evaluar la progresión de la fusión ósea; si se han implantado materiales artificiales, puede ser necesaria una resonancia magnética para valorar el estado neurológico. El seguimiento a largo plazo suele hacerse cada 6 a 12 meses, ajustándose según la recuperación individual.

¿Qué factores influyen más en la tasa de éxito de la cirugía de fusión vertebral?

La tasa de éxito está relacionada con la edad del paciente, la densidad ósea previa a la cirugía, la ubicación de la fusión (cervical o lumbar) y la presencia de complicaciones como compresión medular. Seguir estrictamente el plan de rehabilitación y evitar movimientos prohibidos puede elevar la tasa de éxito al 85%-90%.